Durante el siglo XIX y una parte
del XX, Argentina estuvo bajo la nefasta influencia del Reino Unido. Luego fue
EEUU quien nos convirtió en una suerte de colonia suya, y ahora, al parecer, es
China quien adquirió el permiso para esclavizarnos.
Después del viaje de la Presidente a Asia, por
fin la prensa masiva se hace eco de esta nefasta situación. La venta del país a
los chinos va con una porción de la Patagonia de regalo, la cual, según han afirmado
los orientales, se usará con fines científicos. Como compensación por tan
generosa oferta, los chinos pusieron una estatua de San Martín en una ciudad de ellos. Seguramente en unos años serán tan amables de devolvernos las Malvinas,
sólo que incluirán un contrato de explotación petrolera que las hará
virtualmente suyas hasta que ya no quede nada que extraer del suelo.
En lo personal no me asombra que
los kirchneristas hagan esto. Después del episodio en el que dejaron que Bolivia hostigue y desplace a varias familias argentinas en el área fronteriza,
y después de dejar que empresas multinacionales destruyan nuestro territorio y
saqueen nuestros recursos naturales, los creo capaces de cualquier cosa.
Lo que más me preocupa es lo
obvio: los chinos no llegaron a donde llegaron siendo unos imbéciles; si ellos están
dispuestos a entregarle dinero al kirchnerismo y a planificar sus inversiones
para ser desarrolladas en los próximos años, es porque saben que tienen las condiciones
garantizadas para ello, lo que significa o bien que los kirchneristas harán
alguna maniobra extraña para conservar el poder o bien que el próximo gobierno,
tenga el color político que tenga, aceptará el sometimiento. Cualquiera sea la
verdad, parece ser un futuro obscuro el nuestro.
Hernán Solifrano (h)