Saltando
al vacío
Lo
que más fascina de ese espacio público no es la prodigiosa flora, las
pintorescas fuentes o las estupendas estatuas, sino sus alrededores. En efecto,
lo que el observador puede ver en los edificios que rodean a la Plaza 9 de Julio es la
poderosa huella de la época colonial, algo que lo hace sentir a uno que está en
lugar diferente de la
Argentina. La Catedral Basílica de Salta y Santuario del
Señor y la Virgen
del Milagro y el Cabildo son lo más significativo del paisaje arquitectónico de
la zona, junto a la Plazoleta IV
Siglos (en donde se encuentra la estatua del Virrey Francisco Álvarez de Toledo).
Llaman
la atención los nombres de las calles que rodean a la plaza: Bartolomé Mitre,
Batalla de Caseros de 1852, Facundo de Zuviría y Reino de España. Salvo por la
última, las otras tres tienen por particularidad remitir a personajes o eventos
que poco aprecio demostraron ante la hispanidad que Salta encarna con tanta
vivacidad, contrastando así con la identidad salteña más profunda pero
conciliándola al mismo tiempo con los claroscuros de la historia nacional.
Lo
insólito es que a ese viejo gesto conciliador el propio Gobernador Juan Manuel
Urtubey haya solicitado demolerlo, proponiendo el cambio de denominación de al
menos tres de esas calles (Mitre, Caseros y España) por no estar vinculadas a
la idea que él tiene de lo salteño. ¡España nada tiene que ver con Salta! ¡Eso
fue lo que Urtubey dijo!
Por
supuesto que este salteño de doble piel que gobierna a la provincia no pronunció
ni una palabra ante el inminente rebautizamiento de la Avenida Fortín Tuscal de
Velarde, nombre que hace referencia a una agrupación gaucha que lleva más de
seis décadas de existencia y que es famosa por el trabajo social que desde hace
años desarrollan en los barrios de la zona en la que tienen su sede oficial. A
dicha avenida pretenden llamarla, lamentablemente, “Néstor Kirchner”. ¿El
finado Hombre de las Bóvedas es más salteño que la Madre Patria ? ¿Eso piensa
Urtubey?
Tergiversando
a la identidad
Pero
Urtubey no busca destruir el destino manifiesto de lo salteño avalando
renombramientos y sustituciones de monumentos, también intenta hacerlo a través
de la promoción de la desidia, el despilfarro y la entrega de lo propio.
Del
deplorable estado actual de la Plaza 9 de Julio prefiero no hablar para que mis ojos no se
llenen de lágrimas de pena, así que mencionaré como ejemplo de la desidia la
frágil imagen de la Basílica Menor de San Francisco y el preocupante abandono del Parque San Martín. Esos dos
lugares deberían movilizar masivamente a los salteños a presionar a sus
gobernantes para que los rescaten de su tétrico presente.
Ahora
bien, con respecto al despilfarro es obligado citar la última aventura que el
Gobernador Juan Manuel Urtubey y el Intendente Miguel Ángel Isa protagonizaron
en EEUU. En plena época de blanqueo de capitales, los dos mandatarios más
importantes de Salta se subieron a un avión privado y partieron rumbo al norte
del continente para entrevistarse con el arquitecto tucumano de fama internacional César Pelli (por qué fueron los dos y no uno sólo es un misterio;
habría que averiguar si las escalas del avión no incluyeron algún paraíso fiscal).
A Pelli le ofrecieron hacer un mirador en el cerro San Bernardo y un museo en
la esquina de Juramento y España.
El
nuevo museo, según dicen, tendrá por objeto el albergar, entre otras cosas, a las
momias de los niños de Llullaillaco, que actualmente se encuentran en el Museo
de Arqueología de Alta Montaña en frente de la Plaza 9 de Julio. En la Salta que construyen Urtubey
e Isa no sólo no hay espacio para los españoles que pacificaron la región, sino
que además se expulsa del centro de la ciudad (y, por ende, de la fuente de la
salteñidad) a la prueba más fehaciente de que los indios americanos pudieron
haber gozado de la prosperidad pero eran moralmente unos bárbaros que necesitaban
ser protegidos de ellos mismos. Seguramente el indio que se dibuje a partir de
los relatos del aparato cultural urtubeycista será un buen salvaje que, como no
podía ser de otra manera, denigra nuestro pasado glorioso –todo ello, claro, sin
considerar a los indios de hoy como poseedores de igual dignidad que la de sus
antepasados míticos.
Traicionando
a la Tradición
Finalmente,
como ilustración de la entrega a manos privadas de lo que es de todos los
salteños, no podrá faltar una referencia al proyecto que anda dando vueltas
entre ciertos políticos de concederle a la Unión de Rugby de Salta (URS) un predio que se encuentra al lado del famoso Monumento a Güemes. Esto es, como mínimo,
escandaloso. Y no lo es por la entrega en sí misma –pues pienso que la URS , por todo lo que le ha
aportado a Salta, merece tener una sede digna en algún lugar cómodo–, lo es
porque falta cada vez menos para que se cumpla el Bicentenario de la Muerte del General Güemes y
no se está diciendo nada acerca de la construcción de un imponente mausoleo que
honre a este héroe de la
Nación.
El
gobierno de Salta debe emprender la tarea de homenajear al gran Gaucho. No
hacerlo es casi un acto de traición a la patria. A su vez, darle una respuesta
a la URS también
es importante. Yo humildemente propongo que se mude a la institución deportiva
hasta la esquina de Zuviría y España, allí donde hay un supuesto Museo de Arte
Contemporáneo (MAC) que no es más que una vidriera de mediocridad y
falsificaciones que no merece estar tan cerca del corazón de la salteñidad. Tranquilamente
se podría sacar al MAC del edificio en donde se encuentra para emplear al mismo
como punto de reunión de la URS
y otras organizaciones similares, y mover al mentado “museo” hacia el sur de la Avenida John F. Kennedy, hacia
donde se encuentra el Aeropuerto Internacional, para subirlo a un avión y
mandarlo tan alto que, cual Ícaro, derrita sus alas y caiga al vacío.
Zaín el-Din Caballero
"mover al mentado “museo” hacia el sur de la Avenida John F. Kennedy, hacia donde se encuentra el Aeropuerto Internacional, para subirlo a un avión y mandarlo tan alto que, cual Ícaro, derrita sus alas y caiga al vacío."
ResponderEliminarjaujajUJAujauj
Que lleven el MAC a la sede del hotel gay y listo.
(Y creo que nadie lloraría si un día tanto el hotel como el museo aparecen incediados)