El diario La Gaceta
informó que el pasado 10 de abril se realizó un aborto a una niña de 11 años en
el Instituto de Ginecología “Nuestra Señora de las Mercedes”, conocido
popularmente como “La
Maternidad ” de San Miguel de Tucumán. Al parecer, esta niña
había sido violada por su padre y estaba atravesando el quinto mes de su
embarazo.
Semejante manifestación de
brutalidad tuvo lugar debido a que los sicarios que trabajan como profesionales
de la salud se ampararon en el infame fallo FAL, el cual habría servido anteriormente para dar muerte, al menos en dos oportunidades, a otros niños en el mismo hospital. Sin embargo hay una discusión
en torno al alcance real de ese fallo: Tucumán debería haber elaborado un
protocolo para el abordaje de posibles casos de aborto a víctimas de violación
para evitar así situaciones confusas; pero tal protocolo no existe y –según
declaraciones de algunos políticos– no habrá de existir, al menos no por ahora.
Por tanto no se sabe bien que sucederá con los sicarios.
Este episodio sólo deja en
evidencia la facilidad con la que se puede asesinar a niños indefensos en
Tucumán y salir impune de ello. Y si piensan que exagero, hay que recordar que
unos días después del asesinato en la Maternidad , los jueces Juana Juárez, María del
Pilar Prieto y Emilio Páez de la
Torre condenaron a siete años de prisión a Mirtha C., una
desalmada mujer que dio a luz a su hija en el monte y la dejó abandonada allí para que las bestias la devoren.
Lo indignante de ese caso no es
la condena ridículamente pequeña por un crimen tan aberrante, sino que lo que
hace decepcionarse de la justicia a la ciudadanía es que a esta asesina se le
concedió prisión domiciliaria bajo la excusa de que la necesitaba para criar a la
hija que tiene ahora (y a la cual decidió dejar con vida, quizás para conseguir
beneficios carcelarios). Por tanto el pueblo de Tucumán le pagará unas cómodas vacaciones
a alguien que optó por darle una muerte espantosa a una criatura inocente e
indefensa, del mismo modo que mes a mes le paga una buena suma de dinero a un
grupo de médicos que se dedican a acabar con la vida en lugar de salvarla.
Antonella Díaz
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